Para empezar, elige unos poster o unas láminas que tengan que ver con la naturaleza. Seguro que te transmiten muy buenas vibraciones. Elige bosques, tal vez una selva… Procura que predomine el color verde. Las plantas siempre son agradables, y es que nuestra atracción por “lo verde” es casi casi genética.
Piensa que después de todo, en los tiempos de la Prehistoria, era un alimento seguro… Más allá de estas predisposiciones genéticas, es cierto que la visión de la naturaleza resulta relajante, así que coloca posters, láminas u objetos relacionados con ella.
Hay muchas posibilidades. Puedes colocar también uno de esos móviles de campanas tubulares que suenan al moverse por el aire, o dejar a mano un Cd para escuchar música con sonidos de la naturaleza.
Elige tonos neutros y suaves para la ropa de cama y para las paredes, y procura mantener una luz baja y relajante. Ten a mano velas o incienso para encender de vez en cuando.
Verás como tu habitación se convierte en todo un santuario lleno de tranquilidad.
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