Es fácil encontrarla en cualquier rincón de Latinoamérica esa inconfundible red de hilos entretejidos que parece suspenderse en el aire y que sirve de cama, sofá y hasta columpio para personas de todas las edades
La palabra Hamaca es de origen Haitiano y significa árbol, quizás se deba a que desde un principio uno de los lugares preferidos para colgarlas es entre dos árboles para aprovechar la sombra y el fresco que estos producen.
Abunda sobre todo en las costas y en cualquier lugar de clima tropical donde el calor hace de ella el sitio ideal para descansar al aire libre.
Las primeras hamacas se elaboraban con un material natural la fibra de henequén, una planta agave de pencas en forma de pirámide con espinas de cuyas hojas se sustrae el hilo.
Actualmente, se utilizan diversos materiales para su confección. Se continúa usando la hilaza del agave, aunque casi exclusivamente por artesanos. El algodón y materiales sintéticos tales como el hilo de nylon y poliéster son algunos de los elementos modernos que se emplean para fabricarlas de forma comercial.
La hamaca forma parte de la historia y tradición de nuestros pueblos desde mucho antes de la Conquista.
Aunque su origen es incierto, existe evidencia de que la hamaca se remonta al año 1000 de la América precolombina.
Al parecer, fue el pueblo maya el que comenzó a confeccionar las primeras hamacas. Ellos utilizaban una fibra que conseguían del tronco del árbol de nombre Hamaca, de donde se piensa proviene su nombre.
Fue así como en los territorios ocupados por esta civilización indígena, en los países centroamericanos de Guatemala, El Salvador, Honduras y en la península de Yucatán, México, los mayas diseñaron una especie de red de hilo muy semejante a la hamaca que tenemos en el presente.
En esos tiempos, el intercambio de objetos entre distintas civilizaciones como forma de comercio era algo común. La hamaca fue uno de ellos, al ser canjeado como objeto de valor entre los mayas y otros grupos indígenas, como los Incas, quienes, al igual que otras culturas mesoamericanas, la adoptaron y crearon sus propias versiones.
Alcanzó popularidad luego de la llegada de los exploradores españoles en el siglo XV. Cuando Cristóbal Colón desembarcó en las Antillas, conocieron por primera vez a la hamaca, pues muchos observaban con curiosidad cómo los nativos descansaban plácidamente en ellas.
Al regresar a su país de origen, los colonizadores llevaron consigo algunas hamacas, las cuales resultaron ser muy prácticas para estos marineros, ya que reducían los vaivenes de los buques y mantenían a los tripulantes frescos a la hora del reposo. De esta forma fueron por primera vez exportadas al Viejo Mundo.
En el siglo XVIII, el uso de la hamaca se extendió a otros países con la presencia de los franceses y británicos así como exploradores de otros países europeos.
Actualmente, la hamaca ha llegado a todos los confines del planeta, hasta en lugares como China y las Filipinas, y en los Estados Unidos donde también disfrutan de ella.
Los pueblos indígenas y los campesinos de nuestros países continúan utilizándola en lugar de camas y sofás, y hasta como cunas para bebés.
Disfrutemos de la frescura de la brisa y del calor del sol al reposar en una cómoda hamaca, y hagamos honor a esta placentera tradición, símbolo de la creatividad, tranquilidad y armonía de nuestros pueblos y nuestras costumbres.
Como se Elabora La Hamaca
Para tejer una hamaca se necesita un bastidor de madera, una aguja especial, hilo de nylon, de algodón o de henequén.
La elaboración de Hamacas se ha mantenido igual a lo largo de varias centurias usando un bastidor vertical de madera y entretejiendo los hilos para hacer el “cuerpo” de la hamaca, esto hasta la fecha es hecho en forma manual.
El largo de las Hamacas es medido por medio de “cuartas”, el cuerpo es de 11 y los brazos son de 6.
Lo que ha ido evolucionando a la par de las necesidades y recursos son los materiales con los que se confeccionan; las primeras Hamacas fueron hechas con un material característico de esta tierra, de hilo de henequén. Posteriormente con la llegada de Europa de hilos a base de algodón, las clases pudientes optaron por tener Hamacas más grandes y con ese material de características más confortables que el primero.
Que usos tiene la hamaca
Aunque fue originalmente hecha para mitigar el intenso calor de esta tierra, descansar o dormir, en la actualidad se le dan varios usos como lo es ser cuna de bebes, utensilio de juegos para niños, plácido lugar para ejercitar la lectura, como adorno dentro o fuera de las casas y es, además, un cómodo lugar de reposo y recuperación para los enfermos.
Como lavar la hamaca
Se recomienda primero amarrar los ojillos de los brazos con un lazo para evitar que se enreden, posteriormente meter en una tina con agua tibia y detergente (no usar blanqueador) primero el cuerpo y después los brazos. Dejar que “suelte” la suciedad haciendo una pequeña presión sobre la hamaca.
Después enjuague con agua limpia hasta quitar todo el jabón y cuélguela para que escurra y seque a la sombra en un lugar ventilado.
La hamaca de Bolívar
Esa hamaca colgó en la sala rústica de la casa del pueblo: Entre dos árboles a la intemperie para acampar por la noche. Durante los tiempos más difíciles y agitados de su lucha Bolívar no tuvo otro lecho. Era su cama, su silla de trabajo. Por la noche en tierra caliente, se tendía en ella a dormir su breve sueño nervioso. Al llegar, lo primero que hacía el asistente era tenderla. Venían los secretarios y los ayudantes y se ponían alrededor. Mientras él se mecía y se levantaba sin cesar, dictaba cartas y disponía operaciones.
Esa hamaca es manifestación de la americanidad fundamental de Bolívar. Había aprendido, probablemente a usarla y a amarla, en la casa paterna. Los esclavos que le enseñaron su uso debieron transmitirle también los más vivos valores tradicionales de la cultura popular de su país. Cantares, leyendas, música, consejas, proverbios, de indios, de negros, de mestizos. Que en su alma se mezclaban a la otra tradición, igualmente viva y vieja, que recibía de padres, maestros y mayores
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