Estrecha colaboración de la propietaria con Cristina Armendáriz y María Asun de Miguel, de Dom Aire Vaanda Con mobiliario de época procedente de anticuario y una escogida colección de pintura, se logró una atmósfera cálida y acogedora. Los tonos naturales de paredes y tapicerías contrastan con la tarima de madera de jatoba que pavimenta el suelo de toda la vivienda a excepción de la cocina. En el salón, una pareja de sofás y unos pufs en damasco de algodón blanco rodean una mesa de hierro de Artespaña, que descansa sobre una alfombra persa. En uno de los frentes destaca una librería, realizada también en madera de ja-toba, diseño de los arquitectos. El estudio es la única pieza de la casa que no se orientó hacia la piscina, sino a la escalera, pero gracias al gran ventanal de la entrada goza de gran luminosidad. En este espacio abierto se instaló una chimenea de hierro diseñada por Miguel Milá.
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