Al emprender la decoración de interiores, es preferible elegir el mobiliario mayor de buena calidad, a la larga, resultará un ahorro. Es mejor ahorrar en artículos menores, o sea, todo lo que podremos reemplazar en el futuro sin mayores contratiempos.
Si de todas formas no podemos acceder a muebles de calidad, entonces tenemos opciones muy económicas como los muebles prefabricados, que tienen acabados menos vistosos, pero su duración puede cubrir un tiempo apropiado.
Debemos seguir nuestros gustos, en lugar de seguir las modas, el primer objetivo de la decoración es tornar acogedores y funcionales las estancias para sus ocupantes.
Emplear criterios utilitarios a la hora de elegir las piezas decorativas, representa un ahorro. Por ejemplo, colocar un sofá cama, resuelve dos problemas simultáneamente, ya sea en viviendas monoambientes o en viviendas de mayor tamaño, proporciona un lugar para sentarse cómodamente, y un sitio para dormir o albergar a un huésped.
La incorporación de plantas y flores en los ambientes, aporta vitalidad y color a los mismos.
Para la tapicería, existen telas muy económicas que imitan las telas de buena calidad, a las que podemos acceder sin disminuir demasiado el resultado. Lo mismo acontece con las alfombras, podemos conseguir alfombras de materiales sintéticos de gran semejanza con las de lana, pero con la ventaja de que son fácilmente lavables, aunque su duración es bastante menor.
Podemos sustituir los cuadros costosos, por cuadros hechos por nosotros mismos. En los mercados de pulgas podemos obtener marcos usados y hasta cuadros antiguos por poco dinero. Si tenemos marcos interesantes, podemos agregarles láminas de revistas o posters que combinen con la decoración.
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