No todos somos iguales y por tanto no buscamos el confort o la elegancia de nuestros hogares de la misma manera, y es que cada uno tiene sus propios conceptos… Como se suele decir, ‘para gustos, los colores’.
De este modo, mientras unos encuentran en los diseños más modernos y
minimalistas los espacios más sofisticados otros sueñan con un hogar con
la elegancia más clásica, donde el mobiliario y la decoración sirvan como distintivo de clase.
Este es el caso del estilo imperio, un interiorismo
de marcado estilo clásico con reminiscencias del mundo egipcio que
resulta de lo más favorecedor para los hogares más amplios destinados
especialmente a las familias adultas dada su marcada sobriedad.
En este estilo los tonos marrones, granates, beige y dorado se colocan como telón de fondo de una decoración colorista en la que el mobiliario se convierte en el gran protagonista de la estancia.
Los muebles y los elementos ornamentales son grandes y pesados, de robustas maderas de roble, nogal, arce o caoba con acabados en mármol o con tapizados de vistosas telas bordadas de la misma gran calidad que la madera.
Si bien en sus inicios estos muebles eran un tanto recargados, lo
cierto es que la vuelta de este estilo al interiorismo ha hecho que se suavice para traernos unas líneas más sencillas y rectas que nunca aunque con los trabajadísimos acabados de siempre.
Las figuras en bronce, los pedestales con pie de garra, los sillones
de góndola o los divanes, los escritorios, los relojes de pared o las
lámparas metálicas son algunos de los ornamentos más típicos de esta decoración.
La nota más glamourosa de la estancia se acaba de dar con un elemento que no puede faltar: el espejo. Hazte con un gran espejo de voluptuosa moldura estilo rococó en cobre o bronce tallado y ocupa la que se convertirá en la pared más vistosa de la estancia.
A pesar de que a primera vista puede parecer un estilo bastante
sobrio, el estilo imperial tiene como objetivo crear ambientes elegantes
a la vez que íntimos y acogedores.
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