El estilo victoriano lo puso de moda la reina Victoria de Inglaterra, ya que durante este periodo, el país estuvo en su época dorada.
El estilo victoriano habla de la pureza de las cosas, pero dejando ver la riqueza que poseen, haciendo del hogar el centro de reunión familiar.
El mobiliario de esta época retorna a los estilos tradicionales británicos, con gran relevancia de los estilos Tudor y falso gótico.
La arquitectura es extravagante pero a la vez tiene mucha elegancia.
Algunas formas decorativas son tan elaboradas que recuerdan al estilo italiano.
Este estilo victoriano tiene un carácter de eclecticismo. Es decir, recoge todas las ideas de otros estilos que le gusten o le sirven, incorporándolos a su propio estilo victoriano.
No
hay un color en especial que lidere en este estilo, al revés, los
colores son variados y brillante tanto en alfombras, cortinas o paredes.
Los
muebles deben ser de madera nobles, predominando el barniz. Caoba,
nogal y satín son los más elegidos y el roble es muy utilizado para piezas góticas e isabelinas. Estas últimas se suelen oscurecer un poco para que parezcan mucho más antiguas.
El
salón debe tener a primera vista de los invitados un aparador, coronado
con un espejo tallado, la mesa debe ser sólida y robusta y de color
oscuro, las patas con forma de ángulo cerrándose sobre si.
Los escritorios son pequeños, con unos cómodos cajones a un lado,mientras que las cómodas de las habitaciones, son muy altas.
Las
rinconeras tienen un tamaño considerable, suelen estar en casi todas
las casas en las que gobierna este estilo y sus estantes contienen toda
clase de objetos.
Suele tener un paragüero en la puerta o un
mueble que que sirve para guardar bastones, sombreros y abrigos.
También el reloj de pared, en madera de caoba o roble.
Los sofás y chaise longue tapizados son muy apreciados para los espacios sociales.
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