“París es una fiesta”, diría Hemingway. Para mí, Milán fue la gran
fiesta, la magnífica celebración del diseño mundial. Y no sólo porque
pude disfrutar de las mejores propuestas que ofreció cada uno de los
expositores, y descubrir cuáles serán las tendencias del futuro, sino
también porque tuve la suerte de compartir este viaje con compañeros de
lujo. Con ellos intercambiamos opiniones y distintos puntos de vista que
hicieron que la experiencia resultara mucho más enriquecedora. El poder
ver la muestra a través de diferentes miradas -arquitectos, decoradores, empresarios, periodistas- me permite transmitirles hoy un panorama mucho, más completo.
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