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Esta es la historia de una transformación, como si del cuento del
patito feo se tratará, un garaje feo y cochambroso pasó a convertirse en
una casita adorable, preciosa y encantadora como una pequeña casa de
muñecas. Y claro detrás de la transformación había una hada, como en
todo cuento que se precie, pero esta hada no vestía traje de gasa
reluciente y portaba una varita mágica. Nuestra hada moderna se llama
Michelle de la Vega y suele vestir mono de trabajo. Michelle es
diseñadora y soldadora, así que también usa varita aunque ésta sea de
arco voltáico.
La casita una vez acabado el proceso de remodelado y su propietaria y
autora del trabajo de reforma y transformación del garaje. Esta artista
residente en Seattle ha conseguido algo realmente meritorio y audaz.
Este era el aspecto exterior del garaje antes de que Michelle se lanzara a la aventura de transformarlo en su casa.
El aspecto interior del garaje típico americano y de cualquier parte
del mundo, cemento, madera y cajas. Más los trastos que todo garaje
lleva enquistados, esas cosas que no sabemos donde meter.
Tras el proceso de transformación, en el que se usaron muchos
accesorios y muebles hechos a medida y otros recuperados y
rehabilitados, el garaje sufrió un proceso de metamorfosis y se
transformó en casa. La cama se ha colocado en un altillo hecho ad hoc.
Una magnífica estufa de hierro, dispuesta sobre un soporte de
ladrillo macizo para aislarla de la madera, caldeará la pequeña casa en
los duros inviernos de Seattle.
Un sofá cama, realizado en perfil de hierro por Michelle, ocupa el
fondo de la casa junto a la estufa. El suelo de madera aporta calidez y
comodidad.
La zona de cocina, pequeña pero suficiente. Los cajones necesarios en
toda cocina, por pequeña que sea, se han habilitado con cajas de vino
español. Un pequeño frigorífico y al fondo a la derecha el cuarto de
baño.
Un cuarto de baño pequeño pero con estilo, como toda la casa. Esta
mujer es un hada, ha conseguido la magia de transformar un garaje de tan
solo 23.22 metros cuadrados en una casa pequeña pero cómoda, cálida y
confortable. ¡Chapeau Michelle!
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