El decorador David Outumuro se encargó del proyecto de este espectacular ático, situado al borde del mar, frente a una ría gallega. Las principales indicaciones que los propietarios dieron al interiorista fueron que la casa se abriera al exterior, que los espacios fueran amplios, no hubiera obstáculos en las zonas de paso y que en los ambientes creados predominara la claridad y la calidez. Siguiendo estas pautas, David desarrolló un proyecto que ha conseguido dar a la vivienda una imagen actual con un estilo personal. El protagonismo en cada habitación lo acaparan los muebles modernos, de diseño depurado, ylas mezclas de texturas y materiales, que siempre tienen como nexo las tonalidades blancas, tostadas y beis.
Además, la vivienda cuenta con un espacio de lujo: la gran terraza con vistas al mar, a la que se accede desde el salón y también desde el dormitorio principal, y que proporciona abundante luz natural a toda la vivienda. En el salón, de planta rectangular, el decorador creó dos ambientes delimitados por alfombras de tatami: la zona de estar, situada cerca de los ventanales, y el comedor, hacia el fondo. En el primero, los asientos forman una U en torno a una mesa de centro en madera y cristal, diseñada por la firma gallega María Martínez Otero. Pero, sin duda, es la chimenea de obra con embocadura de mármol la que preside el salón.
Está flanqueada por dos vitrinas decapadas y puertas en aspa, que forman un frente simétrico y logran crear sensación de orden y equilibrio. En el comedor también se mantiene el estilo actual, marcado por una gran mesa de líneas depuradas, también de la firma María Martínez Otero, y sillas de roten, aunque aquí se introdujeron detalles más clásicos y llamativos, como una lámpara de techo con lágrimas de cristal ámbar y un gran espejo con su moldura tallada.
Para el dormitorio y el baño integrado en él, había que pensar en un color que, además de dar claridad, proporcionara calidez al ambiente. Se eligió un papel pintado en tono ocre claro con cierta textura que imita técnicas de pintura decorativa. En el cuarto de baño, sólo se utilizó el papel pintado en la parte superior de la pared de las zonas menos expuestas al agua. En contraste con el tono ocre, se eligió el color chocolate para tapizar el cabecero y barnizar la encimera de madera de roble donde va encastrado el lavabo. Precisamente es esta combinación la que da continuidad visual a los dos espacios. Por su parte, la cocina, distribuida en forma de U, se decoró con muebles de madera oscura. Para contrarrestar, los azulejos y la encimera se eligieron en tonos claros.
A la terraza se accede desde el salón y el dormitorio por medio de unos grandes ventanales vestidos con persianas de lamas de madera y unas elegantes caídas de seda natural. Aquí llama la atención el espectacular diseño de la barandilla, en acero y cristal.
Además, la vivienda cuenta con un espacio de lujo: la gran terraza con vistas al mar, a la que se accede desde el salón y también desde el dormitorio principal, y que proporciona abundante luz natural a toda la vivienda. En el salón, de planta rectangular, el decorador creó dos ambientes delimitados por alfombras de tatami: la zona de estar, situada cerca de los ventanales, y el comedor, hacia el fondo. En el primero, los asientos forman una U en torno a una mesa de centro en madera y cristal, diseñada por la firma gallega María Martínez Otero. Pero, sin duda, es la chimenea de obra con embocadura de mármol la que preside el salón.
Está flanqueada por dos vitrinas decapadas y puertas en aspa, que forman un frente simétrico y logran crear sensación de orden y equilibrio. En el comedor también se mantiene el estilo actual, marcado por una gran mesa de líneas depuradas, también de la firma María Martínez Otero, y sillas de roten, aunque aquí se introdujeron detalles más clásicos y llamativos, como una lámpara de techo con lágrimas de cristal ámbar y un gran espejo con su moldura tallada.
Para el dormitorio y el baño integrado en él, había que pensar en un color que, además de dar claridad, proporcionara calidez al ambiente. Se eligió un papel pintado en tono ocre claro con cierta textura que imita técnicas de pintura decorativa. En el cuarto de baño, sólo se utilizó el papel pintado en la parte superior de la pared de las zonas menos expuestas al agua. En contraste con el tono ocre, se eligió el color chocolate para tapizar el cabecero y barnizar la encimera de madera de roble donde va encastrado el lavabo. Precisamente es esta combinación la que da continuidad visual a los dos espacios. Por su parte, la cocina, distribuida en forma de U, se decoró con muebles de madera oscura. Para contrarrestar, los azulejos y la encimera se eligieron en tonos claros.
A la terraza se accede desde el salón y el dormitorio por medio de unos grandes ventanales vestidos con persianas de lamas de madera y unas elegantes caídas de seda natural. Aquí llama la atención el espectacular diseño de la barandilla, en acero y cristal.
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