Estamos contando los días que faltan para hacer la maleta y marcharnos a la playa para disfrutar del sol y de unos merecidos días de descanso. Tener un apartamento propio cerca del mar es la realidad de muchos y el sueño del resto. Hacer que nuestro piso en la costa tenga todos los atributos de un perfecto hogar para el verano es más sencillo de lo que imaginas, ya que los elementos que requieren este tipo de viviendas son menores en número si los comparamos con nuestra residencia habitual. Lo más importante es que "a la hora de amueblar un apartamento en la playa, tengas en cuenta tus necesidades durante esos días de vacaciones", comenta Rábida Falcón, experta en decoración.
Si existe un factor diferenciador esencial entre los inmuebles urbanos y los costeros es la orientación. Tal y como nos revela Ana Marset, de Proyectes Marset, "la clave nos la dan las vistas", añadiendo que es imprescindible "potenciar esta virtud". De la misma opinión es la interiorista Lola Lago, que invita a que "toda la distribución esté orientada a que esas vistas sean las protagonistas del espacio". Somos nosotros mismos los que, cansados del ajetreo de la ciudad, soñamos con dejar la mirada perdida en la infinitud del océano, por eso "las butacas, sofás y camas deben tener ventanas frente al mar para poder sacar el máximo partido del exterior".
La clave está en las vistas
Los objetivos que se marcan ante esta clase de localizaciones están relacionados con la amplitud y la ligereza. Según Marset, estas máximas están unidas a un "interiorismo intemporal, no tanto regido por modas, sino por la belleza del diseño". Asimismo, éste último debe enfocarse hacia una irremediable funcionalidad, buscando espacios polivalentes donde "el salón pueda ser también dormitorio, la cocina esté incorporada al salón o el dormitorio pueda alojar el mayor número de personas en un momento determinado", confiesa Lola Lago.
Los pavimentos de este lugar para el relax están condicionados por la arena y el agua que traeremos en el calzado, por eso las opciones más adecuadas son el mármol, el terrazo, el gres y los cerámicos en general. Estos materiales son los más apropiados por su resistencia, mientras que la sensación térmica de frescor que trasmiten es una gran ventaja. En este sentido, Lago nos recuerda que "el suelo, sea del material que sea, en verano es un excelente soporte para descansar, y con algunos cojines, puede ser tan cómodo o más que un voluminoso sofá".
Al margen de los excelentes porcelánicos nacionales a los que podemos recurrir o las piedras elegantes y lujosas como el mármol, desde Marset apuntan la posibilidad de instalar maderas como el ipe o el iroco. La mayoría suele desestimar este suelo por su delicadeza, pero la elección de la variedad adecuada y un buen tratamiento previo suele desterrar el mantenimiento constante de las superficies de madera. La decoradora Rábida Falcón manifiesta que "en las paredes, las pinturas recurrirán a tonos suaves o pasteles".
Frescor del suelo al techo
Respecto a los colores, el tratamiento estético no tendría por qué basarse en juicios previos. De hecho, Lola Lago declara que, aunque los tonos "limpios y frescos" serán los mejores, "no deberíamos hacer diferencias entre los que nos gusta tener en nuestra primera vivienda y los de la playa". No hay perder de vista la luminosidad, por eso la interiorista se refiere prioritariamente al blanco, que es el color ideal para potenciar la luz. Toda la gama de este aliado de la claridad será bien recibida, "desde tonos piedra hasta el marfil, si bien en algunas habitaciones nos permitiremos algún punto de color", afirman desde Proyectes Marset.
La transparencia y naturalidad son denominadores comunes de los textiles, que abarcan un sinfín de tejidos posibles, "desde el lino al algodón, pasando por la gasa, el linón y los sintéticos", según afirma Falcón. La decoradora indica que una buena apuesta para el cortinaje son los estores tipo screen, que "dejan pasar la luz y no el calor del sol", coincidiendo con la óptica de Marset: "en zonas muy luminosas, como la playa, ponemos estos estores especiales, que están fabricados con fibra de vidrio y tienen un filtro solar que cumple una doble función: decorativa y funcional, porque no dejan pasar el calor aunque los ventanales sean enormes".
La luminosidad viene de serie
La distribución de los puntos de luz es otra de las tareas que estudian al detalle los especialistas de Marset, ya que "los puntos de luz bien colocados tanto en exterior como en interior dan un toque muy sofisticado a los elementos sencillos". Desde su estudio siempre aconsejan "una iluminación a techo que sea funcional en determinados lugares, apoyada por iluminación de suelo para crear ambientes y toque a techo decorativos. En escalera y exterior nos decantamos por luces integradas que se colocan en obra".
Por su parte, Falcón menciona la capitalidad de luz indirecta en todo el apartamento, pero "con apliques o plafones para crear una atmósfera más relajante". Algo similar propone Lola Lago, que reduce las complicaciones al máximo, puesto que sugiere que nos enfrentemos a las luminarias del mismo modo a como lo hicimos con nuestra casa habitual: "por ejemplo, en un salón de 20 m², sería suficiente y aconsejable poner una lámpara de pie o aplique de pared con una bombilla halógena de 200 W. que además tuviera regulación, de esta manera conseguiríamos tener las dos opciones en un mismo aparato: iluminación general y ambiente íntimo". Ambas profesionales recomiendan el empleo de lámparas puntuales para los rincones de lectura.
Buscando la comodidad
El mobiliario es otro de los aspectos que debemos analizar. Prima lo liviano por encima de todo, así que olvídate de colocar un catálogo completo de pesadas piezas macizas en el salón y decántate por maderas lacadas en blanco o en tonos marrones claros. La experta Lola Lago sugiere "laminados plásticos para los muebles y microfibras en tapicerías", debido a su facilidad de limpieza y escaso mantenimiento. "Tenemos que intentar tener pocos muebles porque el tiempo que pasamos en estas casas es limitado y se puede prescindir con facilidad de muchos objetos", aconseja esta defensora a ultranza de apostar por los muebles mínimos y básicos: "un mueble para alojar los útiles precisos para comer, los aparatos audiovisuales y algunos cajones para usos varios".
La comodidad es lo primero, y más todavía si estamos de vacaciones, así que cobrarán preferencia aquellas soluciones que no nos hagan trabajar más de la cuenta. "La superficie de la mesa del comedor debe estar fabricada en un material que no requiera mantel, que se limpie fácilmente con un trapo húmedo y que, cuando no se use, sirva a otros menesteres. Además, es deseable que se desplace con facilidad cerca de alguna pared para ganar metros en momentos puntuales", recomienda Lago.
Dormir y comer frente al mar
Respecto al dormitorio, esta experta marca varias pautas: "tener una cama bien orientada, una zona para poder trabajar con el ordenador y una conexión telefónica, unas zonas de almacenaje para ropa, libros, etc.". Bajo las camas, es posible alojar pequeñas colchonetas individuales para invitados y, con el fin de multiplicar la sensación de relajación que buscamos esos días libres, "es mejor que los colores que vemos antes de dormir sean tranquilos y, si nos gusta poner algo atrevido, lo haremos en la pared del cabecero". Otra óptima advertencia es la relativa a la ropa de cama, que preferiblemente será de algodón y "con tratamiento antiarrugas para evitar la plancha". Por último, Lago advierte que "una tele en la alcoba transforma el espacio en un lugar polivalente".
El espacio dedicado a los fogones no tiene por qué ser un reflejo exacto del de la gran ciudad, ya que "en la playa no solemos enfrascarnos en grandes guisos, vamos a descansar, por lo tanto simplificar los aparatos es aconsejable para rentabilizar el espacio", afina Lago, añadiendo que los materiales más recomendables son "los laminados plásticos en colores medios porque son los que menos mantenimiento necesitan". De idéntica opinión es Rábida Falcón, que también se decanta por "laminados en tonos claros y toques de acero inoxidable", manifestando que en la cocina se debe optar por "muebles con capacidad de almacenaje y poco voluminosos".
Vacaciones = descanso
"En el baño, si tenemos poco espacio, debemos eliminar la bañera y el bidé, porque si estos elementos en nuestras primeras casas ya son cuestionables, en la casa de la playa adquieren un valor absurdo", subraya Lola Lago, que en el campo de la decoración incide en que "las ideas preestablecidas para diferenciar la primera vivienda y la de playa nunca deben ser estéticas sino prácticas". Lograremos un toque muy especial acudiendo a motivos marinos, que trasladaremos a alfombras, toallas y otros accesorios, según apunta Falcón. Por último, en la terraza "se puede crear un ambiente que invite al reposo con mobiliario en madera de teca, iroco o alguna madera apta para exterior". Lago nos da un último truco: "instalar una ducha de exterior, que puede ser una sencilla manguera con una alcachofa de plástico en el extremo".
Hacer de nuestro apartamento en la costa un auténtico remanso de paz depende de que seamos capaces de liberarnos de todo lo prescindible. "Creo que es muy útil cambiar el chip de nuestra vida cotidiana cuando nos mudamos a la casa de la playa, y pensar en los pocos elementos que verdaderamente se necesitan para vivir bien", confiesa Lago, animándonos a inclinarnos por la sencillez durante el ocio veraniego, ya que quizá, "cuando acabe nuestro periodo vacacional, seamos capaces de convertir nuestra residencia habitual en una casa de verano, aunque no esté en la playa y aunque no estemos de vacaciones". Recuerda guiarte por la ley del mínimo esfuerzo cuando dispongas de unos días libres. Sólo así podrás desprenderte de la rutina laboral y divertirte al máximo durante el
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