Creo que ya lo he dicho muchas veces por aquí: soy una enamorada de Italia, de su estilo, de su decoración y por supuesto, de sus habitantes. Hoy os traigo una casa que por una vez no es de EEUU sino de Roma, la ciudad eterna, y más concretamente del Janículo, ese barrio en el Trastévere que está lleno de encanto en cada rincón.
La decoración de la casa que os voy a enseñar ha corrido a cargo del estudio de arquitectura de Carola Vannini, que ha creado un espacio moderno en un antiguo palazzo. Los grandes espacios, que nos recuerdan a un loft, están separados por tabiques que no llegan hasta el techo por lo que se conserva la luz en todos sus rincones y además permite la circulación de sus habitantes de manera fluida.
Empezamos nuestro recorrido por el salón, que tenéis bajo estas líneas, donde podemos apreciar el contraste entre los elementos arquitectónicos más antiguos y los muebles de vanguardia. Mientras que paredes y techos son blancos o en colores crudos, aquí se ha decidido poner un sofá y unos pufs verdes para crear una zona de tertulia con la mesa negra de resina.
Como veis, los decoradores de esta casa han jugado con los volúmenes cuadrados de la arquitectura y las curvas de los muebles creando un espacio de lo más original. Tal vez lo que menos me guste de esta zona sea la escultura (¿el tronco?) que hay sobre la repisa que hay al lado de la chimenea. Eso sí, me encanta que hayan conservado las vigas en madera y que no las hayan tratado.
En la imagen superior tenéis la zona de comedor de la misma casa, con las ubicuas sillas Panton, que ya me aburren de tanto verlas. Observad cómo no hay una separación visual con el espacio anterior más allá de la marcada por el respaldo del sillón (a la derecha de la imagen tenéis el tronco-escultura) pero que sí está separado del resto de la casa mediante ese tabique que no llega hasta arriba.
La cocina sigue con la tónica del resto de la casa: paredes color blanco o crudo, con muebles de madera, incluso las encimeras y bastante minimalista. El gran problema de este espacio es la pilastra que tienen a la entrada, que le resta amplitud, aunque la han aprovechado bien con una balda que les proporciona espacio de almacenamiento extra.
En el dormitorio, vemos cómo han apostado por mantener la bóveda de ladrillos e incluso la viga que hay sobre la cama, que funciona como marco para el cabecero. Aquí han puesto un sillón blanco para mantener la sobriedad ya que quieren que todo el protagonismo se lo lleve la cama, con su colcha roja llena de personalidad.
Para terminar, quería que vierais a fondo uno de los baños de esta casa, el blanco, que a mí me recuerda un poco a los baños de los aviones. En toda esta habitación imperan las líneas curvas, tanto para los sanitarios como para las paredes, por lo que vemos que han hecho un revestimiento para adoptar estas formas.
Me gusta especialmente del baño la zona de la ducha, donde han hecho un pequeño hueco para dejar el gel y el champú e imagino que habrán pensado en alguna solución para que el agua no se desparrame por toda la superficie durante su uso. El espejo también es una marvilla.
En resumen, la casa me parece encantadora y han sabido integrar muebles modernos en un edificio antiguo. Tal vez yo no habría hecho los tabiques, aunque imagino que va por gustos.
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