Fabricado en su totalidad en Raulí, tallado a mano, intentando crear un mismo ambiente en todos los cuadros, una historia contada a través de gubias y formones, que dan vida a caminos de agua, que van de un lado a otro en el mueble. El acabado de las piesas lisas es a la muñequilla, mientras que los tallados están lacados en un tono mostaza, con una patina en betún de judea sellado con duco.
La parte posterior del centro un trilach, que nos ayuda a la ventilación de los equipos a disponer en el mueble
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