Interiores únicos y singulares enmarcados por una bella arquitectura novecentista. La mejor tarjeta de presentación de la casa de María Lladó.
La vivienda de la decoradora María Lladó en Barcelona es su mejor tarjeta de presentación. No sólo por tratarse de una construcción de una arquitectura de bellísima factura – la casa data de 1911 y se inscribe en pleno movimiento novecentista-, sino por la respetuosa restauración de las estructuras y, sobre todo, por la sensibilidad con la que se ha decorado, en un ejercicio que refleja en cada detalle la forma de trabajar de María. En la recuperación de los espacios de las dos plantas se mantuvieron las estructuras tanto como fue posible: se eliminaron algunos tabiques, pero se conservó el encanto de principios del siglo pasado.
Al trabajo de renovación de instalaciones siguió el de carpintería, incluyendo la colocación de un pavimento de madera de pino pintado en blanco sobre el de mosaico hidráulico, que sólo ha quedado a la vista en la zona de noche, baños, y en la cocina. La solución aporta un toque de modernidad y dosis extras de luz a la ya de por sí luminosa vivienda. Finalizado el ejercicio arquitectónico, el componente artístico fue más allá de la selección de una serie de piezas, materiales y colores. Su autora, a la vez propietaria, lp describe como una experiencia similar al arte.
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