Que, básicamente, significa que usando una palanca podemos hacer cosas que con sólo nuestra fuerza habitual no podríamos. Parece ser, también según Wikipedia, que los seres humanos usamos la palanca desde la prehistoria y que ya se tienen manuscritos mencionándola del año 340. No hay excusa, pues, para no conocerla. De hecho cada día usamos una palanca cuando abrimos una puerta. Y tenemos este mecanismo gravado tan profundamente en nuestro cerebro, que cuando vemos una puerta ya sabemos cuál es su eje de apertura: el opuesto al pomo (otro tema es saber si debemos empujar o estirar). Así pues, el principio no sólo nos permite abrir más fácilmente la puerta, sino que también se trata de una affordance (adecuación), es decir: conociendo el principio y viendo una puerta ya sabemos como se abre. O al menos normalmente. Os proponemos un juego: id a una tienda de muebles, cualquiera, y jugad a averiguar como se abren los distintos armarios y cajones de los muebles de comedor. Sin tocarlos, eso sí. Por ejemplo, ¿cómo se abren los de la izquierda de la foto?
¿Hacia arriba y abajo? ¿Son grandes cajones? Pues no:
Fijaos que si no lo habéis averiguado es porque el principio de la palanca está mal aplicado. Con el tirador abajo la menor fuerza se haría (sin tener en cuenta la de la gravedad) si el mueble se abriera hacia arriba. Para abrirse hacia ese lado, el tirador debería estar situado en la parte central izquierda, para que el "momento de fuerza" fuera máximo. ¿Queréis seguir jugando?
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