sábado, 17 de julio de 2010

JARDINES VELLISIMOS



Un 
jardín de cuento de hadas
En sentido general, un jardín es un espacio abierto destinado a la ornamentación, aunque no hay que caer en el error de pensar que el verde y las flores son imprescindibles. Bastará recordar el jardín zen japonés, donde no se emplean. Sin embargo, la belleza y la relajación son constantes en todos los casos, por lo que sobre esos dos aspectos debe centrarse a la hora de planificar o modificar el suyo.

“Los jardines son como la comida, puede gustarme la comida italiana, pero dentro de ésta hay cientos de platos y no puedo comerlos todos siempre”, comenta la paisajista Eugenia Arellano. Esto quiere decir que lo primero a tomar en cuenta es el tipo de jardín que se quiere o puede tenerse y luego ir eligiendo poco a poco los elementos que lo decorarán. Según Arellano hay muchos estilos y diseños, pero en Guatemala los más adaptables son los siguientes:
Un 
jardín de cuento de hadas
El jardín medieval
El nombre parece extraño, pero en realidad es una de las principales alternativas. Durante esta época, las ciudades amuralladas y castillos obligaban a la gente a vivir dentro de un recinto restringido, por lo que surgió la inquietud de hacerlos pequeños y adornados con plantas. En su forma actual, un jardín medieval es aquel que tiene un espacio más bien reducido, donde la estética y la práctica estén en armonía; así las hortalizas, árboles frutales y flores aromáticas se combinan de tal forma que en un poco espacio se cuente con todo lo que la naturaleza pueda brindar. Suelen ser cuadrados o rectangulares y, por ende, sus formas internas son las mismas.

El jardín árabe
Se trata de un jardín muy geométrico cuyas formas están cargadas de simbolismos. En estos jardines abunda el agua, ya sea en forma de pequeñas cascadas, canales, o incluso fuentes. En él predominan las especies aromáticas y florales proporcionando un agradable espacio vital.

El jardín renacentista
La vegetación, cuidadosamente podada y conservada, se utiliza a modo de separación de los diferentes recintos donde puede disfrutar de estatuas, fuentes y terrazas. Este tipo de jardines suelen reservarse para espacios situados a diversas alturas, o incluso en terrazas de zonas urbanas.

El jardín francés
Tiene una concepción regular en la que se entremezclan grandes superficies cubiertas de césped, con otras recubiertas de plantas con flores o elementos decorativos. Es un tipo de jardín destinado a grandes espacios.

El jardín inglés
Se trata de un estilo que se adapta mejor a espacios de tamaño medio que a los jardines de dimensiones reducidas, a pesar de ser también utilizado en estos casos. Se combinan paseos y avenidas muy bien definidas, rodeadas de setos y una profusión de flores. No es extraño incluir elementos decorativos relacionados con la mitología o evocaciones del pasado, como bustos de personas famosas.

El jardín tropical
La libertad es la principal característica de este tipo de jardines, donde se emplean plantas como palmeras o flores de gran tamaño y se colocan de forma natural y desordenada. Los colores intensos son otra característica en combinación con frutas propias de la zona.

El jardín japonés
Existen dos tipos de jardines japoneses: Sakuteikien y Zen. Los primeros emplean las plantas y los segundos usan la piedra. Los Sakuteikien incorporan estanques, linternas y puentes, siendo el agua un elemento más de la composición. A diferencia de los jardines europeos, en los japoneses la poda no es aceptada, en su lugar emplean una técnica conocida como Shakkei, la cual busca brindar cierto equilibrio geométrico sin llegar a moldear la forma de las plantas.
Un 
jardín de cuento de hadas

A ensuciarse las manos

Elegir el estilo del jardín resulta una labor más complicada de lo esperado, pero aún así es poco lo que se ha avanzado en sentido práctico y lo que buscamos es empezar a decorar nuestro espacio. En palabras de la paisajista Arellano hay dos opciones: la primera es sentarnos en el espacio y soñar lo que deseamos y luego salir a buscarlo; la otra es encontrar el apoyo de un profesional del paisajismo que analizará muchas cosas, como tipo de suelo, clima, posición del sol, especies que se pueden incluir y otras.

“Las dos son correctas, nadie en Guatemala va a poner en su jardín tulipanes no sólo porque no se darían, sino porque no tendría donde comprarlas. Yo creo que una vez se tenga el estilo se puede leer un poco sobre los tipos de plantas más usuales y comenzar a diseñar nuestro espacio”, comenta.

El diseño del jardín no es más que planificar los espacios o zonas que se quieren y necesitan. Por ejemplo si incluirá alguna fuente en dónde estará ubicada, si hacemos algún caminamiento para ir a algún lugar de descanso como sillas o pérgolas y, por supuesto, los lugares destinados a las flores, arbustos o árboles. Aquí no existen ideas correctas o incorrectas, sólo el gusto de cada persona y el espacio disponible. “Primero hay que soñar, el hacer viene después”, agrega Arellano.

Un punto importante para ayudar al éxito de la empresa es el suelo, si bien el país cuenta con un terreno fértil, muchos factores pueden llevar a la tierra del jardín a perder muchas de sus virtudes. En este sentido, Marta Arce, representante de un vivero comercial, explica que el tipo de planta es la que determina el suelo, “si la gente quiere flores hay que saber qué flores, algunas se dan bien en tierra negra, otras necesitan suelos orgánicos o tierras sueltas. La grama no debe usarse sobre el mismo suelo que el usado para arbustos o árboles grandes. La tierra es la misma, pero los abonos y ciertos compuestos crean el suelo necesario para cada especie”.

Una vez se ha preparado o modificado el terreno debe procederse a la decoración. “Si tenemos algún elemento externo como fuentes, pérgolas, terrazas o cualquier otro que implique una adición o modificación mayor, es importante hacerla primero. No hay nada más triste que salir a inaugurar una fuente y darnos cuenta que la grama se ha arruinado por completo por las pisadas, el cemento o la excavación. Un poco de planificación nos puede evitar trabajar por gusto y los gastos innecesarios”, finaliza Arellano.

Luego de estos elementos, los árboles y la grama son los primeros que deben plantarse, ya que requieren mayor tiempo de adaptación. Luego, los arbustos, helechos y las flores perennes son las siguientes en llegar a escena, debido a que necesitan un período más o menos extenso de tiempo para llenarse de follaje antes de llegar a su madurez y comenzar la floración. Finalmente las flores ornamentales estacionarias, las cuales crecen muy rápido e incluso algunas de semilla, son fáciles de remover para colocar nuevas especies y renovar el jardín.
Un 
jardín de cuento de hadas

Tipos de plantas y flores

La elección de las plantas y flores para el jardín es extensa, variada y apasionante. Sin embargo, para evitar problemas o desilusiones, es importante conocer los tipos de plantas que hay y entre cuáles podemos escoger.

Las plantas se dividen en tres grandes grupos: los árboles, los arbustos y las flores. Los árboles, pueden elegirse y clasificarse por su forma, su tipo de hoja, el tiempo de caducidad de la hoja, su tamaño y otros.

Para hacerlo sencillo, nosotros sólo tomaremos en cuenta algunas de éstas. El primero de los factores es el tamaño, los hay grandes y pequeños. Entre los grandes está el arce, castaño, abedul, casuarina, cedro, eucalipto, acacia, álamo, ciprés y tilo. Entre los pequeños están la mimosa, madroño, naranjo amargo, ficus, lluvia de oro, magnolio, cerezo japonés y peral por mencionar algunos.

Hay árboles con forma redondeada, de cono, de aguja y llorona. Entre los redondeados está el naranjo amargo y el pimentero de Brasil. Los de forma piramidal o de cono son el abeto, araucaria, cedro blanco y el ciprés común. Los de aguja o forma fastigiada son el laurel, ciprés romano, arce blanco, cerezo de flor y tilo. Los de forma péndula o también llamados llorones son el abedul, sauce llorón, ahuehuete, acacia de Japón y olmo de montaña.

En cuanto a los arbustos, los podemos clasificar por su tamaño. Los hay de más de dos metros como el cedro, carpe, ciprés de Lawson, tejo y tuya gigante. Los medianos, que crecen entre uno y dos metros, como madroño, membrillero, ciprés horizontal, dodonea, hibisco y lantana. Los bajos, entre 0.5 y un metro, como orgaza u osagra, coprosna, verónica, hipérico, mirto y romero. Y los enanos, como duranta, boj enano, evónimo, lavanda y rosa miniatura.

Por su parte, las flores se clasifican de varias maneras, por su color, su época de floración, su forma y muchas otras. En el caso de ellas, Arellano recomienda que la selección la hagamos más por el color, “ya que si nos gusta el color disfrutaremos la flor en cualquier momento. Quizá la única recomendación es tener una o dos flores perennes por cada cinco o seis estacionarias, para así garantizar su presencia durante todo el año en nuestro jardín”

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