Existe un concepto bastante generalizado que indica que sólo quienes poseen una casa en una zona rural, en las montañas o en un paisaje agreste, pueden optar por un estilo rústico en la decoración. Nada más lejos de la verdad. El rústico es una tendencia que puede aplicarse tanto en una cabaña a la orilla de un lago como en un pequeño apartamento en el centro de la ciudad. Sólo necesitas algo de imaginación y seguir estos consejos:
- Rústico no es lo mismo que “descuidado”. El estilo campestre tiene también ciertas premisas que deben respetarse para lograr armonía en el conjunto.
- Rústico no significa “de baja calidad”. Por el contrario, muchos de los elementos que pueden usarse para decorar con este estilo provienen de las manos de refinados artesanos y artistas. La platería tradicional, los artículos de cuero, los tejidos con fibras naturales, son una muestra de ello.
- En el estilo rústico se da muy bien la mezcla de texturas: pieles, hilados, fibras, cuero, madera, piedra, lanas, plata, hierro, combinan a la perfección dentro de esta tendencia.
- Rústico no significa “viejo”. Si bien es cierto que en muchos casos algunas antigüedades pueden acentuar el carácter de un espacio con este estilo, es necesario no abusar de ello para no desvirtuar la propuesta hacia el “retro”.
- La iluminación es fundamental en la concepción de esta estética. Velas, fanales, candiles, antiguos faroles de combustible convertidos a luz eléctrica, lámparas fabricadas con objetos de campo, son ideales para hacer que toda la atmósfera del campo y su naturaleza se manifiesten en tu espacio
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