Lo que conocemos como Loft es el prototipo de vivienda moderna: un espacio sin puertas ni paredes. Es una opción ideal para parejas sin hijos, solteros o para quienes trasladan la oficina a casa. Por eso, más que una tipología arquitectónica, los loft representan una filosofía de vida sin límites ni barreras.
Están más de moda que nunca y han traspasado la marginalidad de sus orígenes para convertirse en la joya más preciada del boom inmobiliario.
Las posibilidades decorativas de un loft son inmensas pero, al ser estancias tan amplias, hay que poner límites para que el desorden no se adueñe de la casa. Aquí presentaremos algunas ideas.
Ante todo, es conveniente que determinadas áreas conserven cierta privacidad: véase el baño o la zona de trabajo (sobre todo si el loft es compartido). Lo más importantes será crear un eje central alrededor del que graviten las diferentes subdivisiones. Este bloque central puede constituirlo el área salón-cocina o salón-dormitorio.
Para lograr una uniformidad y continuidad entre los diferentes espacios, debe emplearse el mismo tipo de revestimiento en los suelos y paredes.
Aunque si se quiere lograr el efecto contrario, crear divisiones, se debe variar el material.
Con respecto a la luz, su intensidad y su tipo recrea diferentes atmósferas: pueden ser más calidas y suaves en las zonas de descanso, luz general para los espacios de reunión, etcétera.
Se puede abusar de una paleta cromática menos contenida que una vivienda habitual porque en el loft se dispone de amplitud visual. Rojos, ocres, naranjas, verdes, azules... lucen en toda su plenitud en los suelos o paredes.
En cuanto al tipo de mobiliario, no se debe caer en la tentación de recargar el ambiente, el espacio abierto del loft ha de ser el protagonista.
La tendencia zen, la estética sesentera o el minimalismo lo visten perfectamente.
Al loft se le debe exigir funcionalidad. Son muy útileslos muebles a dos caras, por ejemplo, cabeceros exentos cuya parte posterior es unpráctico vestidor.
Los materiales metálicos, como planchas de acero o aluminio; los sintéticos, como la formica o los ámticos (un revestimiento vinílico para suelos y paredes), el cristal o metacrilato encuentran en él su mejor escaparate