sábado, 2 de abril de 2011

ILUMINACIÓN


Para los romanos, el lustro o lustrum, designaba el intervalo de 5 años que separaba cada fiesta de la purificación. Los primeros lustros, o lámparas de brazos que existen desde la Antigüedad estaban fabricados en madera. No llevaban ningún tipo de decoración, y su única función era la de alumbrar. Se encontraban en las iglesias o en los castillos.
Progresivamente, a este tipo de lámparas con brazos, en forma de araña, se le fueron añadiendo velas, suspendidas de una cadena. Las primera lámparas, con la forma de araña, se fabricaron en madera (madera dorada). Antiguamente, en los castillos y los edificios oficiales, un mecanismo permitía hacerlas descender para encenderlas o apagarlas, y también para limpiarlas.
Con el tiempo se fueron construyendo en hierro forjado, latón o bronce: materiales que están recubiertos de una pátina dorada para añadir un toque de mayor elegancia.
En el siglo XVIII, bajo el reinado de Luis XV, las lámparas de araña, de inspiración barroca, alcanzan su apogeo, con los cristales de Baccarat, procedentes de una fábrica de cristal cerca de Meurthe-et-Moselle, dejando de lado el cristal de Bohemia.
La lámpara de araña se abre a una cantidad infinita de estilos: Rocaille, LuisXVI, estilo María Antonieta, niquelado, con cristales colgantes, cristal de roca…
Con la invención de la electricidad, la vela se vio reemplazada por las bombillas, a pesar de que muchos, hoy en día, perpetúan el sistema de velas para decorar las
lamparas para sala
Hay lámparas para la sala que resultan de una vista tan llamativa que es casi imposible no decir que podrían adornar el living de muchos hogares de tal forma que les brinde un toque de impacto visual más agradable y formativo. ¿Un impacto visual formativo? Échele un vistazo a las formas más vanguardistas de lámparas para la sala y notará que siguen ahora un concepto muy minimalista, dedicadas exclusivamente al aprovechamiento del espacio. O bien deléitese con los modelos más pequeños que ahora vienen con esta clase de existencias, que resultan tan interesantes y destacables como si fueran farolillos chinos.
Si usted piensa que debía circunscribirse sólo a los modelos más antiguos de lámparas para las salas, tal vez es porque no ha accedido a los catálogos con las líneas más renovadoras que le harán sentir que el modernismo puede ser perfectamente posible en este espacio de su hogar. Recuerde que ante todo usted debe tratar de encontrar la mayor practicidad posible en su decoración, y que no tiene que recurrir a complicados métodos para poder elegir la lámpara de sala que más se adecúe a su gusto y a su estilo. Por eso, usted podría dejarse llevar por cualquiera de los modelos más recientes.
Modelos que tienen que ver más con un concepto lounge, se puede decir, que evoca la sobriedad pero a la vez intimismo de los espacios que se dedican a las reuniones algo sofisticadas pero muy sobrias. Lámparas de sala que se pueden adaptar incluso al espacio de una pared, de modo que semejen bombillas o pequeñas luces para poder ahorrar un área muy importante en este período. Lámparas de sala que imitan a las líneas de los salones europeos y que por su presencia y ubicación, no resultan tampoco tan costosas a la hora de adquirirlas.
Si lo que usted busca es definitivamente lo más clásico, no se preocupe: tenga en cuenta que el clasicismo siempre estará vigente a pesar de los muchos vientos caprichosos que ahorra encierra el concepto del modernismo. No se queje por las pequeñas adecuaciones o accesorios de esta época que tal vez pueda encontrar en algunos de sus queridos modelos antiguos, y más bien regodéese en que puede disfrutar de ese concepto que a usted tanto le gusta pero con unos aires renovados. Las lámparas para la sala son así en definitiva de variadas, de coquetas, de imponentes, de sobrias.

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